El Peregrino de Somport

Material: hierro; localización: Somport; autor: José Antonio Barrios

Al comienzo del camino francés, en Somport, al pie de una pequeña capilla dedicada a la Virgen del Pilar, se dispone una escultura que representa a un peregrino. Para realizar la obra, el escultor se ha dejado influenciar por las figuras serpentinatas del renacimiento tardío y manierismo, componiendo una pieza que está dominada por esa línea helicoidal que recorre desde su pie derecho hasta el brazo que sujeta el cayado.

Si nos alejamos de ella, veremos que es casi imperceptible en medio del contexto, salvo por el color azul turquesa que corona la cabeza de la figura, y es que el autor se comporta profundamente respetuoso con el ambiente, puesto que, para él, lo imprescindible es mantener la armonía.

Jose Antonio Barrios dice lo siguiente sobre su obra: «Todo está hecho por y para el alma, cada obra está realizada con sentimiento, imaginación, cariño y trabajo, con reflexiones profundas sobre la belleza, la armonía y el movimiento. Este es un don que Dios me ha dado y tengo la necesidad de compartirlo con todos«.

Éstas palabras me hacen reflexionar sobre la armonía del arte: en este caso, las líneas de la figura nos ayudan al equilibrio. Por una parte, la línea helicoidal, que suaviza el movimiento de quién quiere comenzar a caminar porque no es necesario correr en el trayecto, sino asegurar los pasos. Por otro lado, la línea oblicua marcada por el cayado, que nos señala la dirección a seguir. En último lugar, la verticalidad acentuada por los toques de color en cabeza y pie. La armonía de la escultura hace que podamos unir las dimensiones del peregrino: la tierra que pisa, el camino que falta por andar, y el cielo al que aspira.

Sin embargo, en las palabras del escultor encontramos, también, una referencia muy clara a la parábola de los talentos. Su don es crear la armonía, para ayudar a que el mundo sea mejor. Es un regalo que pone al servicio de la vida: de todos aquellos que pasan por delante de sus obras, favoreciendo que puedan encontrar la simetría, la conexión con el mundo que les rodea.

Y yo me pregunto si en los largos kilómetros de tu camino te has planteado qué haces con los talentos que Dios te ha dado. ¿Acaso los pones al servicio de hacer que el mundo sea un lugar mejor? ¿Cuánto haces tú por la armonía del mundo?

Fátima Noya Varela

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