En el año 1873, se inauguró en Galicia, el primer tramo de vía férrea entre Cornes (perteneciente hoy al Concello de Santiago de Compostela) y Carril (Vilagarcía de Arousa), pero no será hasta setenta años más tarde cuanto se construirá el actual edificio de la estación de Santiago.
Tomando como modelo las grandes estaciones de la Europa de finales del siglo XIX, en las que predomina el hierro y el aspecto industrial, y la arquitectura autóctona de los pazos, se construye un edificio que ha de acoger a miles de viajeros cada semana. A ella se accede por medio de una escalinata monumental.