Médicos en el Camino

El Camino nos ayuda a sanar heridas y a curar nuestros dolores, sobre todo, aquellos que anidan en el espíritu. Para ello, contamos con acompañantes como los santos Cosme y Damián, que fueron dos hermanos médicos cristianos, muy conocidos porque ejercían su profesión de una manera desinteresada. Fueron torturados, quemados vivos y, como sobrevivieron, fueron decapitados por orden de Diocleciano hacia el año 300 d. C.

En Burgos se ha erigido una parroquia que los tiene como titulares en la zona meridional de la ciudad, en el margen izquierdo del río Arlanzón. El edificio fue construido en los inicios del siglo XVI, una etapa de transición arquitectónica cuyos dos estilos se manifiestan de manera muy contrastada en este templo: el gótico final, que domina en el interior, y un Renacimiento de tipo purista, que asoma en el exterior. Además de contemplar el estilo, podemos rezar un rato allí y pedirles a los santos mártires por los dolores y heridas de la humanidad sufriente.

Podemos hacer nuestra oración con éstas o parecidas palabras que adaptamos de san Juan Pablo II:

Santos mártires Cosme y Damián,
interceded ante Cristo,
médico de los cuerpos y de las almas,
por nuestros hermanos y hermanas,
para que, en la angustia y el dolor
no se sientan abandonados,
sino que, unidos al Señor Resucitado
y a su Iglesia,
descubran que el Espíritu Santo
viene a visitarlo
y obtengan así el consuelo
prometido a los afligidos.
Amén.

Fernando Cordero Morales ss.cc.

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