San Juan Bautista: brújula segura en el Camino

La mano de Dios está en Juan. A él toca regar y preparar la tierra para que venga el Mesías. Dios se vale de personas como el Bautista, que se convierten en riego, agua, frescura en medio de los desiertos de la vida.

Juan estuvo siempre en las manos de Dios. De hecho, se jugó la vida por él. No hubo protagonismos ni intereses que despistaran su vivir desde la voluntad del Padre. Así era Juan, hombre hecho y derecho, confiado, atento, oyente, curtido en el desierto. Hombre de Dios, referido a Él y referente para muchos.

Pero su brújula siempre miraba el Norte, el Mesías, Jesús. Damos gracias a Dios por Juan el Bautista, el más grande y pequeño de los profetas, un testigo también para nuestro tiempo y para nuestro Camino.

Si pasamos por Estella, podemos visitar la iglesia de San Juan Bautista. Cuando accedemos al interior, nos sorprenderá su sencilla portada románica, que nos habla de una existencia muy anterior del templo de lo que podíamos suponer debido al estilo más moderno de la fachada principal. También nos habla de la sencillez de Juan. A pesar de carecer de decoración escultórica en la portada románica tenemos un crismón. Y es que realmente a Juan lo que le importa siempre es señalar al protagonista: Cristo, muerto y resucitado. No lo olvidemos. Esa es nuestra misión. Contamos con la mejor brújula: Juan el Bautista.

Fernando Cordero Morales ss.cc

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