En este tiempo de Cuaresma, quiero proponeros la pieza gregoriana más apropiada para estos días: Attende Domine.
El tiempo litúrgico de la Cuaresma nos prepara para la celebración de la Pascua: es un tiempo de conversión y penitencia; y una gran ocasión para la meditación y la purificación.
Attende Domine es una recreación del salmo 50, pero no dirigido a Dios Padre, sino directamente a Cristo, que ha cargado con nuestros pecados sobre sus espaldas para así darnos la paz y el perdón.
La traducción del texto dice:
Escucha, Señor, y ten misericordia porque hemos pecado contra Ti. A Ti, Rey soberano, Redentor de todos, levantamos nuestros ojos en llanto: escucha, Cristo, las plegarias de los que te suplican. Oh, diestra del Padre, piedra angular, camino de la salvación y puerta del cielo: lava las manchas de nuestros delitos. Rogamos, oh Dios, a tu majestad: con tus oídos santos escucha nuestros gemidos, perdona bondadoso nuestras culpas. Nuestros pecados cometidos los confesamos ante Ti; con corazón contrito te manifestamos lo oculto; que tu clemencia, oh Redentor, nos las perdone. Inocente, fuiste capturado y llevado sin poner resistencia, y condenado por los impíos con testigos falsos. A los que redimiste, consérvalos Tú, oh Cristo.
Que la Cuaresma nos sirva para reconocer nuestras culpas, pero también para crecer como cristianos: dejemos morir aquellos aspectos en los que no estamos imitando a Cristo y resucitemos purificados para que las personas, viendo nuestras buenas obras, alaben al Padre que está en los cielos (cfr. Mt 5, 16)
Adrián Regueiro García